Por Mg, Paulina Castillo Órdenes, Enfermera, Académico Universidad de Atacama.

A un año de la catástrofe que devastó la Región de Atacama, miramos a nuestro alrededor y sin duda alguna, nuestro entorno mejoró, la mayoría de las actividades han vuelto a la normalidad, eso da una sensación de seguridad, pero hay huellas que calaron en lo más profundo del ser humano… el miedo y la angustia aparecen cada vez que se ve alguna inestabilidad climatológica, cuando aparecen alertas tempranas para la zona, donde se transforma en una psicosis colectiva, los supermercados se llenan con personas que desean abastecerse, las calles se llenan de sacos con arena, como precaución en caso de una nueva catástrofe.

De alguna u otra manera, todos los habitantes de Atacama fuimos afectados por esta tragedia, que definitivamente dejó huellas en nuestras vidas, cambios geográficos ineludibles, cambios en la arquitectura de las casas, donde la mayoría de las casas aumentaron el tamaño de sus muros.

Esta situación me parece interesante de analizar desde el punto de vista de Salud y me pregunto ¿Basta sólo con la reconstrucción de las calles y casas para eliminar las huellas del aluvión? La respuesta es “no”. La reconstrucción debe ser también con cada uno de los habitantes de Atacama, principalmente de la salud mental y la seguridad en el entorno, para poder realizar todas las actividades que día a día debemos ejecutar.

El restablecimiento de la salud mental de nuestra población es un gran reto que tenemos como Equipos de Salud, es un problema de salud pública que no podemos dejar de lado, es una situación que debemos abordar. Aún estamos a tiempo, ya a un año de la tragedia podemos analizar desde otro punto de vista lo que sufrimos, las necesidades son distintas, pero todas son importante, no es lógico que algunas de las personas que pudieron volver a sus hogares, sigan viviendo con el temor de que vuelva a suceder un evento similar, no es lógico que muchos habitantes vivan a diario con la angustia e incertidumbre de cómo podrán pasar el invierno que se avecina.

El desafío que nos queda es tomar estas huellas y tal como un artesano forma su escultura, limpiarlas, pulirlas, para que estas queden como experiencias de vida y no provoquen algún daño en nuestro interior.

Columna publicada en Diario Atacama, edición del viernes 06 de mayo de 2016, página 8.

http://www.diarioatacama.cl/impresa/2016/05/06/full/cuerpo-principal/8/